viernes, 26 de marzo de 2010

La Guerrilla en Asturias y Cantabria (2)


Resistencia pasiva en Asturias y Cantabria

Al principio entre los huidos asturianos, no había proyecto político alguno ni llevaban a cabo acciones de tipo guerrillero, y el objetivo consistía en rehuir los enfrentamientos con las fuerzas de represión. Ni siquiera efectuaron sabotajes contra las tropas acantonadas en la provincia de Asturias para evitar que fueran trasladadas a los frentes en los que todavía resistían los republicanos. Los socialistas del monte, ya desde 1937, se habían decidido por una resistencia pasiva.

Como escribe Ramón García Piñeiro, muchos huidos socialistas "sólidamente barnizados por la "ética pablista", estaban incapacitados para interiorizar el lenguaje violento al que se veía impelido todo resistente”.

Decantada la guerra del lado franquista, el clima de terror impuesto por los vencedores, las dificultades de supervivencia ante las continuas batidas y la vigilancia de pasos forzaron a un número significativo de los que estaban en el monte a entregarse a las autoridades. También enfatizaron las promesas de gracia. En palabras de Mata: “Los aviones arrojaron sobre los montes octavillas en las que se prometía el perdón a quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre y a los demás una sepultura en tierra sagrada. Yo mismo convencí a muchos para que se presentaran a la Guardia Civil. En el monte sólo nos quedamos los que no teníamos otra alternativa.”

Este proceso hizo que la mitad de los huidos dejaran el monte, y sólo aquellos que habían destacado en las organizaciones sindicales y políticas desde 1931 optaron por no rendirse, ya que conocían de antemano las consecuencias.
En la capitulación de muchos huidos coadyuvó el hecho de que no sólo tenían dificultades ellos, sino que los familiares en las aldeas estaban sometidos a una enorme presión.

¿Una Guerrilla política o armada? La eterna duda

Como hasta 1942 los asturianos no habían conseguido organizarse, decidieron corregir esta situación y, tras las primeras conversaciones, alumbraron la Federación de Guerrillas de León, Galicia y Asturias, con el firme propósito de hacerla extensiva a Santander.

Pero la vida de la organización fue puramente nominal y efímera, pues leoneses y asturianos tenían dos formas distintas de abordar la resistencia antifranquista. Mientras los galaico-leoneses defendían una estrategia hasta cierto punto ofensiva y militar, los socialistas asturianos eran partidarios de una posición pasiva y fundamentalmente política.

El Poeta y la Guerrilla

A caballo entre Asturias y Santander y con refugios seguros en los Picos de Europa, surge en 1937 la partida de “Machado", que luego toma el nombre de brigada. Se organizó por elementos evadidos del campo de concentración de Potes (Santander), Fue su jefe Ceferino Roiz “Machado”, un carismático maestro de escuela que contó desde el principio con una docena de guerrilleros. De filiación anarquista, establece esporádicos contactos con las partidas asturianas de Cangas de Onís, aunque estas relaciones, por diferencia de ideología, no tienen consistencia. Tienen algunos combates con la Guardia Civil y el Ejército y pierden cuatro de sus hombres.

En 1943 se incorpora a la Brigada “Machado” Juan Fernández Ayala “Juanín”. Tras ser excarcelado, intenta rehacer su vida, pero harto del acoso del cacique local, en connivencia con la Guardia Civil, decide huir al monte. Actuaran por Pendes, Castro-Cillorigo, Tresviso y Bulnes, En una refriega con la Guardia Civil de Santander pierden dos hombres: uno muerto y otro apresado. Durante 1942 están completamente inactivos. Cuentan con familiares y amigos que les auxilian.

En 1943 la Brigada “Machado” toma el nombre de Brigada de los “Picos de Europa”. Con algunas altas experimentadas, se atreven a operar por los pueblos de Bada, Espinama, Renedo, Pejanda y San Vicente de la Barquera en la costa. En esta dilatada incursión son descubiertos y pierden un compañero, luego se irradian por el país asturiano hacia Llanes, Pendueles y Sierra de Cuera. En 1944 se enfrentan en las proximidades de Panes (Asturias) con una pareja de la Guardia Civil, hiriendo gravemente a sus dos componentes.

Como ya hemos visto en la pagina que trata sobre la Federación Galaico Leonesa, los guerrilleros asturianos establecen contactos con ésta a fin de ver las posibilidades de una eficaz colaboración.

Los interlocutores fueron José Mata Castro, Arístides Llaneza Jove y Manuel Fernández Peón. Con los asturianos, aparte de compañeros en las luchas sindicales y de ideología socialista, tenían relaciones fluidas, y “Gafas”, aunque en territorio leonés, era miembro del Comité Ejecutivo del PSOE de Asturias en el monte.

La "Aristocracia del Monte"

Por otra parte, mientras que la Federación era unitaria y pluralista, los socialistas asturianos (que se consideraban la aristocracia del monte) tenían el proyecto de formar grupos exclusivamente de su ideología, como se demostró con el inmediato fracaso del Comité de Milicias Antifascistas de Asturias, creado junto con los comunistas en 1943 y disuelto poco después.

En todo caso, era necesario constatar que no existía unanimidad entre los asturianos. Mientras una corriente defendía una actividad exclusivamente política, otra era partidaria de la lucha armada, como la que se llevaba a cabo en León. Representaban esta última tendencia Llaneza y Manuel Fernández Peón —verdaderos “sindicalistas armados”—, mientras que Mata y Fernández Casas eran partidarios de la primera.

Ni los socialistas asturianos ni la dirección del PSOE en el exilio eran partidarios de la lucha armada: habían optado por una actitud pusilánime y claudicante Incluso la dirección en el exilio, cuando le era posible, enviaba dinero a los huidos para que no tuvieran que efectuar golpes económicos.

Utilizaban para el "golpe económico" el sistema ya conocido del anónimo, el cual consistía en enviar cartas a elementos fascistas o adinerados, fijándoles la cantidad a entregar y lugar donde debieran depositar las sumas indicadas, siendo atendidos casi siempre. Si alguno, de primera intención, no correspondía a la petición se le aumentaba la cuota y se le acortaba el plazo para la entrega, y este segundo envite era suficiente para que enviaran el dinero.

Parasitismo financiero: Unos crían la fama ...y otros cardan la lana

Pero lo cierto fue que el despacho de cartas produjo resultados gracias a la acometividad de los comunistas. Los socialistas, instalados en una especie de "parasitismo financiero”, aprovecharon el recurso a la acción de los militantes del Partido Comunista para recaudar fondos entre los franquistas.

Descartada la resistencia armada, los socialistas se dedicaron con una insistencia digna de encomio, a reconstruir las organizaciones políticas y sindicales en las zonas mineras, su feudo tradicional gracias al SOMA. En 1943 se llevó a cabo un pleno provincial socialista en las comarcas mineras en el que se eligió una Comisión Ejecutiva formada por Bernardino Díaz, Silvino García y Wenceslao Fernández, bajo la presidencia de Florentino Zapico.

Pero la situación resultaba paradójica para los socialistas, que estaban en el monte armados pero no se implicaban en el movimiento revolucionario contra el franquismo. Los argumentos para la pasividad parecían consistentes pero, al mismo tiempo, producían disputas internas sobre e! método a seguir.

Los socialistas redefinen su política, ...por poco tiempo

Ante la inactividad socialista, la hegemonía de la resistencia asturiana había pasado a los comunistas. Una serie de dirigentes llegados a Asturias a partir de 1942 por mediación de Easton potenciaron las organizaciones del PCE a través del programa de la Unión Nacional.

Entre los emisarios más destacados se encontraba el omnipresente José María Urquiola Iglesias, que tenía como objetivo vertebrar la lucha política y guerrillera en Asturias. Ante la división entre socialistas y comunistas, se desplazó a León, como ya se ha visto, con el fin de contactar con la Federación. Después llegaron a territorio asturiano Josep Cerbero -enviado por Monzón a Asturias- y Antonio García Buendía "Madriles".

Pero el castigo contra los comunistas había sido tan importante, que las actividades de la reconstrucción de las organizaciones del llano tenían que ser llevadas por mujeres o jóvenes de las JSLN, mientras, paradójicamente, según pasaba el tiempo en el monte disponían de más efectivos y medios.

La situación internacional, con los aliados desembarcando en Sicilia y los soviéticos resistiendo a los alemanes, y la presión que ejerció Cerbero obligaron a los socialistas a redefinir su discurso. El 15 de agosto de 1943 se fundó en Soto de la Ribera el Comité de Milicias Antifascistas, organismo unitario de la resistencia asturiana, en cuyo directorio participaban el comunista Baldomero Fernández Ladreda y los dos socialistas partidarios de la vía insurreccional, Arístides Llaneza Jove y Manuel Fernández Peón.

Pero el intento de Cerbero y de “Madriles” por integrar al Comité en la JSUN —y participar, por lo tanto, en la política "monzonista" de la insurrección nacional— motivó que los socialistas se retiraran del Comité el 31 de diciembre de 1943 (aunque oficialmente se disolvió en 1945), actitud que se vio confirmada cuando el primer Congreso socialista de Toulouse rechazó el ingreso en la Unión Nacional.

A partir de esa decisión, los socialistas renunciaron definitivamente a la acción armada, y se dedicaron a sobrevivir y a aportar ayuda a las organizaciones socialistas. Los socialistas del exilio, dirigidos por Prieto, nunca supieron qué hacer con su gente que se jugaba el tipo por los montes astures los huidos; daba la sensación como si fuesen una rémora para los políticos del PSOE en el exilio.

Los cuadros enviados desde Madrid en nombre de la UNE o la JSUN impulsaron el desarrollo del comunismo en Asturias apoyándose en hombres como Antonio Valero, Venancio del Valle o Manuel Losa Prieto. En 1944 se había creado un Comité Regional que tenía jurisdicción sobre Asturias, Santander y León. A pesar la las caídas masivas en el otoño de 1944, un año después ya puede hablarse de una poderosa organización del PCE en Asturias, dispuesta a reforzar el enfrentamiento contra la dictadura.

De todos modos, pese a las discrepancias entre comunistas y socialistas, en muchas ocasiones obviaron las diferencias de sus dirigentes y llevaron a cabo juntos numerosos golpes económicos, represalias contra personas vinculadas al régimen y sabotajes en las empresas mineras.

Indudablemente, siempre asumieron que el enemigo común era el régimen franquista.

Las discrepancias se agudizan

Durante el trienio 1945-1947 se mantuvieron en Asturias las discrepancias tácticas entre socialistas y comunistas. Siguiendo las directrices marcadas por el exilio, los primeros (unos veinte guerrilleros) llevaron a cabo una existencia puramente defensiva y de protección de los cuadros políticos, cuando no se transformaron en responsables políticos provisionales ellos mismos.

Los comunistas, por supuesto, aplicaron enérgica y decididamente las instrucciones del partido, y empezaron a segregar una organización poderosa que mezclaba a guerrilleros veteranos con jóvenes que admiraban su empuje y que además eran repudiados por los guerrilleros del PSOE (los socialistas no aceptaban ni siquiera a los enlaces quemados, que trataban de sacar al extranjero).

Enterrado el proyecto común del Comité de Milicias Antifascistas, las ultimas conversaciones formales entre ambos grupos tuvieron lugar en 1945, año en el que José Mata mantuvo contactos con Baldomero Fernández Ladreda “Ferla” —e! comunista más receptivo a los planteamientos del PSOE— y con e! nuevo hombre fuerte de la resistencia asturiana, Constantino Zapico. Pero ambas posiciones estaban lejos de encontrarse.

Para contrarrestar la acción policial, los comunistas asturianos apelan a la reinstauración del antiguo comité Asturias-León-Santander, desentendiéndose por el momento de la región galaica. Para finales de 1944, la J.S.U.N. en Asturias había pasado a la historia, aunque no, por su capacidad para reproducirse, el comité del P.C.E., quien tras unos meses de silencio, volvía a manifestarse —pero concretando a Asturias—, con el control de las partidas, en las que ya no era ninguna recomendación para la carrera de guerrillero, recordar la procedencia socialista o anarquista, De todo este laberinto los socialistas no se dan cuenta hasta casi un año más tarde.

El "Partido hermano" deja las cosas claras

La revista impresa a ciclostyl El Socialista dirigida las partidas asturianas, en su número de septiembre de 1945, bajo el título de “Puntualizando”, decía entre otras muchas cosas dirigidas a los comunistas:

“El P.S.O.E. no pensaba salir al paso de unos elementos, injuriosos y falsedades ciertamente, aparecidos en una carta abierta tan confusa como profusa y difusa que ha lanzado a la circulación un Partido o una Unión que, cuando nos necesitan no titubean en llamarnos Partido hermano...”

“Y sin entrar en detalles falsos, como suyos y como siempre, y en los convenios procaces y en las insensateces a montones que en dicha carta abierta se ponen de manifiesto, solamente vamos a plantear un problema que por su simplicidad y claridad será suficiente a los trabajadores españoles —los verdaderos antifascistas— para calcular y comprender la distancia que nos separa”.

Después de largas consideraciones en donde los comunistas no quedan en absoluto bien parados, decía en sus últimos párrafos:

“Sin embargo, el Partido Comunista no deja de hacer intentos, de establecer un contacto o una relación con e! Partido Socialista, pero en cuanto se llegue a la verdad, aparece como siempre el confusionismo y e! juego poco claro, Y los tiempos son muy otros, y el Partido Socialista vive y trabaja sobre la triste experiencia de dos alianzas que fueron otras tantas insinceridades, calificación en la que queremos hacer patente nuestra benevolencia. Ya lo sabe el Partido Comunista: con el Partido Socialista, por separado, nada hay que hacer por ahora”.

La propuesta de los socialistas tenía como objetivo la creación de una entidad guerrillera unitaria y democrática, que estuviera a la defensiva, y que testimoniara la existencia de una oposición en el interior de España. Los comunistas eligieron la vía insurreccional y pusieron en pie una de las organizaciones armadas más activas del país.

Los comunistas entran en acción

A finales de 1942. El P.S.O.E., cuyas esperanzas eran grandes para Asturias —aunque luego cedería y abandonaría, desprestigiado por el P.C.E., intenta controlar políticamente el conglomerado de huidos ya mencionado. Para ello, además de contar con “Llaneza”, dispone de Baldomero Fernández Ladreda “Ferla”, quien registra los primeros contados entre los de mayor significación, tratando además en el curso de los mismos de enlazar con las fracciones comunistas.

A “Ferla” le apoya Benjamín Fernández “Tito”. Ambos tenían un largo y destacado historial revolucionario desde octubre de 1934. “Ferla”, además, había organizado un batallón de milicias con su nombre actuando en el cerco de Oviedo en 1936 . A finales de la guerra civil fue mayor de Brigada y tuvo bajo su mando tres batallones.

“Feria”, pasado a las filas comunistas, contaría con el prestigio y la influencia que le proporciona haber sido general del pueblo, desde su escondite de Soto de Ribera de Arriba, en el que había permanecido desde el final de la guerra civil. Gana para el comunismo a un antiguo compañero, “Llaneza”. Ambos, ayudados por “Tito”, acuerdan formar el Comité de Milicias Antifascistas, con la misión de planificar toda clase de operaciones y sabotajes contra el franquismo, que después deberían llevar a la práctica las partidas de huidos.

Organizacion militar: Escuadras, pelotones y secciones

Además, el C.M.A. se encargaría de agrupar, encuadrar y organizar militarmente las partidas. Tenían suficiente dinero por el momento para la organización, gracias al método de las “afectuosas epístolas” que le fue fructífero.

Por lo que afecta a milicias en general, acordaron su articulación en escuadras, pelotones y secciones para luego llegar a las compañías y batallones. Todo un ambicioso plan que no cubrió las expectativas que en principio despertó. Al frente de cada grupo figurarían los elementos de mayor responsabilidad y más intenso historial revolucionario.

Obvio es decir que, el P.C.E. tomaba la dirección de todo. De ahí que poco más tarde, a finales de año, surgiera la titulada Junta Provincial de la U.N.E., formada por representantes afectos a toda clase de partidos políticos y organizaciones sindicales. Los comienzos de esta Junta Provincial, puesta en marcha por Carlos Buendía “Madriles”.

Su primera disposición es la de mantener un estrecho contacto con los principales dirigentes del P.C.E. existentes en el país asturiano y, sobre todo, con “Ferla”, con quien se pone en completo acuerdo.

El partido comunista desde Francia, manda la consigna de formar la J.S.U.N., que era un conglomerado a imagen y semejanza de lo que fue el Frente Popular, sin que alcanzara grandes actividades ni resonancias, aunque en el Monte constituyó el camino para la integración total en el P.C.E. Junto a los tres ya mencionados aparece prontamente adherido —luego desplazaría a “Tito”— el Comandante Flores

La total formación del aparato dirigente tiene lugar el 15 de agosto de 1943 al ser discutida largamente en una reunión mantenida en Soto de Ribera. Tras el primer cambio de impresiones determinan la organización, además de estructurar unas milicias pasivas o del Llano a continuación disponen lo necesario para visitar cuantas comarcas tengan huidos, con el fin de lograr su control y encuadramiento.

Se cierne la tragedia

Los años 1946 y 1947, fueron años nefastos, pues se produjeron detenciones masivas bastante sospechosas. Seguramente producto de delaciones. Fuere como fuere, lo cierto es que ocasionó la disolución de una parte significativa de la infraestructura del socialismo asturiano. Cuando finalmente las organizaciones políticas asturianas fueron desarticuladas en su totalidad, fueron los guerrilleros los que tuvieron que hacerse cargo de la FSA a partir de un pleno en abril de 1948. Esto ocasionó que cuando los maquis huyeron poco tiempo después, la federación socialista entró en una crisis definitiva.

1946 resultó crítico para la resistencia asturiana, ya que en él fue desarticulado el aparato político con la detención de Casto García Roza, Celestino Uriarte y Remigio Blanco. La muerte del primero a consecuencia de las torturas en la comisaría de Gijón descabezó a la organización asturiana, un golpe del que ya no se repondría. García Roza, junto con Uñarte, había marcado el rumbo de fa resistencia asturiana desde 1945, impulsando una relación armónica entre el partido y la guerrilla.

En la madrugada del día 21 de mayo de 1947, la tragedia se abatió sobre la guerrilla asturiana. En el Pico Polio, medio centenar de guardias civiles cercaron a un grupo de maquis en una cueva. En el combate murieron el guardia civil Antonio Roche y cinco guerrilleros: Olegario Llaneza Rozada “Gitano”, Francisco Muñiz Rodríguez, Constantino Rubio González, Manuel Vizcaíno Beberide y José González Ortiz.

Uno de los episodios más decisivos de este trienio, y tal vez de toda la trayectoria de la guerrilla santanderina, lo constituyó la muerte de Ceferino Roiz "Machado", personaje medular de la época de los huidos, carismático militante que consiguió evitar el deslizamiento hacia el bandolerismo de aquéllos y dirigente indiscutido de la resistencia cántabra.

La desaparición de "Machado" en los invernales de Pandébano resultó devastadora para el maquis, condenado a partir de entonces a la fragmentación en partidas más o menos activas pero carente de una organización superior capaz de unificar esfuerzos y clarificar objetivos

La muerte de Ceferino Roiz significó también una inflexión en la guerrilla organizada de Santander. Los restos de la brigada -rebautizada Brigada Guerrillera de los Valles de Llaneda- se repartieron entre las partidas de “Juanín”, "Gildo” y “Tuerto". Algunos maquis se pasaron a partidas asturianas, mejor organizadas, y otros emprendieron el camino del exilio.

A partir de 1947 la guerrilla santanderina renunció a cualquier planteamiento unitario, y puede decirse que el antifranquismo de los montes a partir de este momento lo encarnarán de manera más simbólica que efectiva “Juanín" y algunos elementos con los que actuaba periódicamente. Las otras dos unidades guerrilleras se encontraban también desactivadas a finales de 1947.

La Brigada Malumbres entró en crisis con la eliminación de Mateo Obra (detenido en Lujua en 1946) y Raimundo Casar Acebo "Tampa", que murió en 1947. La Brigada Cristino también resultó diezmada.


Reflexiones de guerrilleros supervivientes: Testimonio de Celso Amieva

Relata el poeta Celso Amieva a Eduardo Pons Prades:
"Hay un aspecto de la represión que quizá desconoces... A poco de caer el Norte, en 1937, ya se sabía que en las montañas seguía .combatiendo mucha gente nuestra. Y combatiendo seguía en 1939, 40, 41, 42...

En Asturias, dados los antecedentes rebeldes de la población, la represión tenía que ser espantosa y lo fue, pues espantosa fue la desesperada lucha de los que no emigraron, por mar o por tierra, hacia afuera. Se dijo que hasta la aviación intervino contra los irreductibles. Se sabe que en la cuenca minera hubo guarniciones de tropas moras durante muchos años.

Y en algunas zonas se expulsó y desterró a poblaciones enteras. Sí, como en el Vietnam. Hubo comarcas en que se quemó toda casa, toda cabaña, todo invernal, hasta los árboles, para arrebatarles a los guerrilleros el menor apoyo, el más mínimo sustento, el más reducido albergue.

»A mi juicio, quienes organizaron el paso de guerrilleros a España en 1944 y años siguientes pecaron de un exceso de optimismo. Olvidaban que el país estaba desangrado. La España popular había perdido la guerra y sus defensores habían muerto luchando o en prisión después, fusilados, torturados, a cientos, a miles.

En prisión siguieron durante años otros cientos de miles y el resto estaba encarcelado en su aldea, en su pueblo, en su barrio. Imperaba el hambre, dominaba el terror. Los escasos elementos demócratas que no estaban encarcelados vivían discriminados, vigilados, reprimidos, bestialmente oprimidos por las fuerzas del dinero y las centurias de asesinos dominaban el país. Había mucha gente desmoralizada, desesperanzada. Y con razón, ya que muchos pensaban ¿cómo nos van a ayudar ahora (1945-46) a liquidar el franquismo aquellas mismas naciones que antes no nos ayudaron a ganar la guerra? La gente humilde, a veces, no sabe nada de política, pero tiene mucha intuición...

¿... por qué los Modesto, los Líster, los Tagüeña, los Merino, y otros no se pusieron a la cabeza de las guerrillas ?. No lo sé.

Posiblemente porque el movimiento guerrillero no alcanzó las proporciones previstas e hizo quimérico el empleo de esos mandos.

No obstante, de Francia, de la Unión Soviética, de México, salieron para España -a morir- Cristino García Granda, José Vitini, Casto García Roza, Gómez Gayoso. Ramón Vias Fernández, Seoane, Zoroa, Lucas Ñuño, Manuel Castro, Espada, Medina, Del Campo (antiguo comisario del Campesino), Valentín Fernández, Isasa, Llerendi, Yúfera, Nava, Pérez Cortés, Pelegrín Pérez, Sánchez Viedma, ...toda gente valiosa. Y Larrañaga. Aserta, Girabau, Barreiro, Zapirain, Ignacio Gallego, Santiago Alvarez. Y otros.

...Esa Junta de Liberación difícilmente encontrará justificación ante la Historia. Pero nuestros sandios politiqueros, exministros, exdiputados, exburócratas, eran estadistas de vuelo gallináceo o de muy poca alzada..."

Testimonio de José Mata Castro

«Mi primer contacto con la política lo tuve en el trabajo: el Sindicato Minero Asturiano de la U. G. T. La guerra civil me sorprendió en el fondo de la mina. Después de unos cursillos en una Escuela Popular de Guerra —unos dos meses— salí con el grado de teniente y luego, por méritos de guerra, alcanzaría el de comandante, llegando a mandar el Batallón de Asturias n.° 64.

Cuando ya los nacionales llegaban a Gijón, el 21 de octubre de 1937, me avisaron que si quería huir me esperaban en Aviles. Pero en el batallón tenía a compañeros míos y yo no podía abandonarlos.

Mandé un capitán para que se informara cerca del Concejo de Asturias, pero el nuevo aviso llegó tarde. Estábamos acorralados y opté por volar todos los polvorines que teníamos; quemé todos los archivos de la Comandancia y nos retiramos hacia la cuenca minera. En Sama de Langreo (capital de los mineros) nos reunimos muchos mandos, los que quedábamos. Alguien propuso concentrarnos en la villa, con el armamento de que disponíamos, y hacer un Numancia.

Sabíamos lo que nos iba a ocurrir y yo ya había decidido interiormente que no me cogerían vivo. Había pasado por lo del 34 y me dije que aquello no sería nada comparado con lo que me esperaba. "A mí no me cogen vivo", me dije, "de modo que moriré luchando". Finalmente prevaleció la cordura y nos fuimos a la Sierra a esperar..

Asturias posee una vegetación terrible, donde tienen que pisarte para verte, sobre todo en otoño. Al venir las nieves ya no es lo mismo. Permanecimos ocultos durante todo ese primer invierno. AI llegar la primavera de 1938 ya organizamos las guerrillas que basarían su acción en acciones de hostigamiento, en actos de defensa, de desgaste, eludiendo siempre los enfrentamientos directos con el Ejército nacionalista. Nos interesaba distraer fuerzas. Nunca pensamos que íbamos a poder vencer a un Ejército.

Así estuvimos hasta que nos hicimos fuertes, hasta que les obligábamos a que concentrasen fuerzas, pero al monte no les dejábamos subir, pues un guerrillero detrás de una piedra detiene a una compañía, porque él se juega, siempre y sin pensarlo, la vida. Hay que decir que ellos no eran, entonces, gente del frente. Eran falangistas, fuerzas del orden, y algunas quintas de cierta edad. Además, la gente de por allí nos ayudaba mucho. Nos conocían, nos habían visto nacer, sabían quiénes éramos. Nos ocultaba todo el mundo. Se nos protegía. Durante los primeros meses la comida nos la traían nuestros familiares.

Si, al final de la guerra estaba en la montaña. Y en el año 40 empiezan los fusilamientos, las peticiones de muerte por militancia... así que decidimos dar "golpes de mano". Cosa que hicimos durante años. Yo estuve en el monte durante once años y dos días. A nosotros, hasta cierto punto, se nos respetaba. A los hombres de nuestra guerrilla llegaron a ocultarlos personas que inicialmente nos habían combatido. Y es porque nosotros, los socialistas, observábamos una conducta, de la que estaban desterradas las raterías.

Tampoco comprometíamos a la gente, que ya había sufrido bastante- Hay que comprometer lo menos posible. Nosotros, de no haber sido por los compañeros y por las mujeres, más por las mujeres que por !os hombres, no habríamos salvado la piel. Eran ellas las que nos ayudaban para los enlaces. Todos éramos de allí. conocíamos todos los rincones. Aquel terreno no tenia secreto alguno para nosotros y sabíamos lo que se pensaba en cada caso de los pueblos. ¡Cuántos pajares me cobijaron!

La munición la compraban indirectamente. Les costaba a peseta el cartucho. Mata llegó a comprar hasta 2000 cartuchos a la vez. Una verdadera fortuna por aquellas fechas.

En la guerrilla éramos unos 15 hombres, pero en un momento dado podíamos ser 100. A medida que pasó el tiempo hasta los propios falangistas, yo diría que no querían que nos cazaran. Nos tenían cierto respeto. Decían: estos hombres no cometen crímenes. Si ellos quisieran nos matan cuando les dé la gana. No hacen más que defender su vida, son idealistas, les hemos visto nacer...

En 1944, en aquel sector —el de la cuenca minera de Sama de Langreo— la guerrilla socialista disponía de una organización tan fuerte como antes de la guerra. En un solo día llegaron a recaudar 21.000 pesetas. Y se llegó a disponer de toda clase de documentos falsificados.

Hasta que, en la mañana del 23 de octubre de 1948, José Mata y 30 guerrilleros más, zarpaban de Luanco, al norte de Aviles, y dos días más tarde desembarcaban en San Juan de Luz, puerto del País Vasco francés, gracias a una operación de rescate montada por iniciativa de Indalecio Prieto, llegado a Francia en 1947.

Represión en Cantabria

En Santander no se habían producido cambios relevantes, y las partidas de huidos se mantenían aplastadas al terreno a la espera de acontecimientos.

Picos de Europa y la comarca de La LÍébana seguían albergando a la brigada guerrillera encabezada por Ceferino Roiz, que recogía un mayor número de miembros, entre ellos el dirigente comunista Alejandro Cerro, que llegó en 1944.

A pesar de que no se produjeron movimientos significativos entre los guerrilleros cántabros, algunos de los hombres más destacados del periodo anterior fueron aniquilados en 1941.

Según Jesús de Cos Borbolla, el 27 de noviembre cayó abatido en una calle de Santander José Lavín Cobo "Cariñoso". Al día siguiente de la muerte de “Cariñoso”, un confidente condujo a la policía al escondite de los hermanos y el primo de José Lavín. Los dos hermanos. Marcos y Dolores, y también el primo, Pedro, fueron ejecutados. Días después, en Orejo, cerca de la capital cántabra fue eliminado otro miembro de la unidad, Santiago Martín Fernández.

La popular partida de "Cariñoso" había pasado a. la historia. El 2 de julio de 1941, en Ahedo de las Pueblas (Burgos), las fuerzas de represión localizaron y mataron a cuatro integrantes de la partida de los “Carabeos”, incluido el jefe, Juan Gil del Amo.

El quinto miembro se suicidó posteriormente, conforme al relato de Jesús Gutiérrez Flores. También se multiplicaron las detenciones, entre las que destacó la de Mauro Roiz Sánchez, el primer jefe de los guerrilleros de La Liébana, efectuada por la fuerza pública en la capital cántabra en octubre de ese año.

El principio del fin

A finales de 1945 y la Comisión político-militar, en la que son miembros dos jefes de partida ya conocidos, peones de brega de “Ferla”, apodados “Caxigal” y Constantino Zapico González “Bóger”, teniente del Ejército gubernamental, escondido hasta entonces al amparo de sus familiares, natural del Concejo de Langreo, pide con urgencia al B.P., el envío de un cuadro de mandos para remozar las desmoralizadas y anárquicas partidas. Recomiendan como más acertado que la expedición sea enviada por mar.

Siguiendo con la acción política, el comité provincial impulsó hasta lo inaudito la acción del P.C.E. A poco de comenzar su funcionamiento dio forma a una titulada Comisión político-militar, con el fin de organizar sus milicias y guerrillas, pero eso sí, colocándolas ya bajo la más rígida disciplina del Partido.

Naturalmente que para e! desarrollo de estos proyectos el Partido necesitaba el concurso de elementos capacitados venidos del exterior. Es decir, de Toulouse, donde se habían diplomado en la “Entrepisse Forestier du Sud-Ouest”.

Por su parte el Comité Nacional del PSOE en Francia aprobó las tesis de los guerrilleros socialistas asturianos, y fue Eduardo Villegas quien lo comunicó en una reunión que tuvo lugar en La ReboIlada-Mieres. Entre las resoluciones y sugerencias, sobresalían las siguientes: que se aplastaran en el monte, que mantuvieran la comunicación entre las agrupaciones políticas y sindicales socialistas, y que no efectuaran acciones que conllevaran riesgos para sus vidas o incentivaran la represión. Resoluciones más parecidas a estar más por lalabor de marear la perdiz, que por resolver de verdad los verdaderos que les acuciaban.

Defensivos versus subversivos

El hecho de que el PCE disolviera la UNE para adscribirse a la ANFD, controlada por el PSOE, no influyó en el devenir de la guerrilla asturiana. La lucha soterrada que existía entre José Mata y Manuel Fernández Casas "Lele", seguidores de los planteamientos defensivos, y Llaneza y Manuel Fernández Peón "Comandante FIórez", partidarios de una mayor implicación subversiva, se había saldado con el triunfo de los primeros. Pero era una situación comprometida y paradójica que entró en crisis en cuanto surgieron las primeras dificultades: se consideraban guerrilleros y vivían como tales pero actuaban como políticos.

En una carta al dirigente socialista José Barreiro del 25 de julio de 1946, José Mata exponía claramente la situación: “¿Por qué sacrificar nuestras vidas inútilmente? ¿No sería más conveniente señalarnos un cometido o una solución?” La declaración no podía ser más clara. “Era algo parecido a aquello de que ni contigo ni sin ti tienes mis amores remedio” Quizás donde radicara el problema del partido socialista estuviera en que quería salvar la cara en aquella descarada retirada.

Ahora los comunistas tenían el campo abierto y con la formación del Comité provincial del P.C.E., como aparato propio —libre de competencias— para continuar la acción política solapada y “guerrillera”, se dio paso realmente a la entrada en una nueva fase de agitación, pues la determinación de tal campo de acción se redujo, según aspiraciones momentáneas a sólo al país asturiano.

El acuerdo para la instalación de tal organismo quedó aceptado en el transcurso de una tercera reunión secreta que también tiene lugar en las montañas del Concejo de Soto Ribera. El Comité formado enlazaría con el nacional, establecido por aquellas fechas, parte del mismo, en el famoso chalet de la Ciudad Lineal, de Madrid.

En cuanto a Asturias, quedaría estructurado en dos zonas: la cuenca minera y la zona de Oviedo hasta Gijón y toda la zona portuaria.

Cae el telón

Después de la mortandad de guerrilleros aun en 1948 medio centenar de comunistas estaba dispuesto a resistir, incluso la mayoría de ellos impugnó los cambios tácticos de octubre en 1948 y también la decisión de trasladar la lucha desde el medio rural, en el que se sentían seguros, a unos núcleos urbanos que percibían como hostiles para la supervivencia.

También Luis Montero "Sabugo", que había llegado en mayo de 1948 para dirigir el aparato político del PCE, empezó a mostrarse reticente al encargo de aplicar las tácticas de los dirigentes del exilio. A finales de 1949 el Buró Político envió a otro delegado para que impusiera la autoridad en Asturias. Todo fue inútil. La mayor parte de los guerrilleros se manifestaban contrarios a las directrices de Toulouse y a punto estuvo de llegarse a un enfrentamiento armado entre las distintas facciones.

Sólo unos pocos guerrilleros siguieron bajo la disciplina del PCE, entre ellos Manuel Díaz González “Caxigal", Eloy Alvarez Alonso “Ruso", Ángel Díaz Diego "Canario”, Manuel Castaño, Leandro "Cantinflas" y “Negrete”. Hubo un último intento para solucionar el conflicto el 21 de diciembre de 1.949, y a ello se aplicó Manolo "Caxigal", aunque unos y otros fueron incapaces de alcanzar un acuerdo.

1950 trazó la frontera entre la guerrilla organizada y la condición de huidos. El día 7 de febrero se produjo el golpe definitivo contra la organización guerrillera asturiana. En un campamento de El Condado, en el término de Laviana, fueron abatidos los guerrilleros Manolo “Caxigal", Eloy Alvarez “Ruso” (“niño de la guerra” que vino a morir en España después de un prolongado exilio en la Unión Soviética), Ángel Menéndez Rodríguez "Ángel de la Campa” (carpintero y enlace”), Manuel Castaño, “Cantinflas", "Negrete" y “Capataz”.

La muerte de estos siete guerrilleros, que además eran de la facción ortodoxa, supuso el final definitivo para la resistencia organizada en Asturias

La matanza de El Condado significó el comienzo de un goteo de muertes, que situó a la guerrilla asturiana a la cabeza de las bajas durante este periodo. El 1 de agosto de 1950 eran detenidos en la frontera francesa Luis González “Barranca” y “Canor", ejecutados por el tradicional método del garrote vil en la cárcel de Oviedo el 11 de diciembre. A los pocos días de estar en Asturias, los dos guerrilleros, sometidos a intensas sesiones de tortura, habían aportado la información que condujo a la localización de Adolfo Quintana Castañón "Quintana” y de Ángel Díaz Diego “Canario”, que fueron eliminados el 14 de agosto de 1950 en E! Pedroso, El 31 de diciembre de 1950 fue abatido, cuando pasaba la Nochevieja en casa de su compañera sentimental en Sotrondio, Ignacio Alonso Fernández “Raxau”, en ese mismo año también fue eliminado Mario Llaneza Rozada “Gitano”.

En el mes de agosto de 1951 se celebró en San Martín del Rey Aurelio otra reunión entre los guerrilleros partidarios de seguir en la lucha con los planteamientos tradicionales y los enviados por el Comité Central, que eran favorables a las nuevas directrices. Después de violentas discusiones, los guerrilleros disidentes fueron expulsados de la organización, y a partir de entonces cada grupo irá por su lado

Todavía permanecían en 1952 algunos guerrilleros desperdigados por las montañas. Manuel Rubio González "Rubio", superviviente de las últimas caídas, formó un grupo con dos enlaces que se habían echado recientemente al monte, “Morín" y “Guaje”. Pero “Guaje” era confidente de la policía, que estaba detrás de la pista de “Rubio”. El 13 de marzo fueron cercados en las proximidades de Mieres y eliminados los tres hombres, incluido el confidente ya sólo quedaba "Ramonón", que fue cercado el 14 de octubre en el poblado de La Camocha, donde se había escondido, y que prefirió suicidarse antes que caer en manos de la fuerza pública. Era el último guerrillero asturiano, y su muerte adquirió dimensiones simbólicas.

Por lo que se refiere a Santander, ya no existía guerrilla si no un pequeño grupo de maquis acosados por las fuerzas de represión. En el mes de noviembre de 1949, alcanzó la frontera francesa Martín Santos Marcos "Gitano", responsable de la Brigada "Cristino", una de la tres brigadas cántabras, y de la citada unidad sólo permanecían en suelo santanderino seis guerrilleros.

Los sucesos trágicos de Tama

Dos de aquellos guerrilleros, Federico Pena Martínez y Dionisio Bejar, fueron eliminados el 2 de junio de 1950 en Vega de Pas. Pero el contratiempo casi definitivo para los restos de la resistencia se produjo el 20 de octubre de 1952. En un paraje conocido como el Coterillo, en las afueras del pueblo de Tama-Cillorigo, tuvo lugar un combate en la casa de un enlace entre tres guerrilleros y fuerzas de la Guardia Civil de Potes. En el enfrentamiento murieron dos guerrilleros, Hermenegildo Campo "Gildo” y José García Fernández “Pin el Asturiano", y un sargento de la Guardia Civil, José Sanz. Lograron escapar Quintiliano Guerrero "Tuerto" y Juan Fernández Ayala "Juanin".

Sólo quedó, el guerrillero más emblemático del maquis cántabro, “Juanín” que ya se había desvinculado de una organización en ruinas y hacía su vida en el monte acompañado solamente por su fiel amigo Bedoya, quien se había escapado en febrero de 1952 de un batallón disciplinario de Fuencarral, en Madrid, y se había unido a Fernández Ayala.

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